La
Escala Fujita-Pearson, conocida simplemente como Escala de Fujita, mide la
intensidad de los tornados. Va desde el nivel F0 hasta el F6. El tornado que ha
pasado por Oklahoma ha sido clasificado como F4. Hay que tener en cuenta que
sólo una vez en la historia se ha producido uno que llegara hasta el nivel F6:
fue en ese mismo estado, durante una oleada de tornados en 1999. Los vientos alcanzaron
los 512 km/h.
El
tornado que ha asolado Oklahoma y otros estados adyacentes tenía casi dos kilómetros de diámetro y
vientos de más de 300 km/h. El Centro de Predicción de Tormentas de la
Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés)
lo ha calificado como masivo y
mortal. Ha arrasado las afueras de la ciudad de Oklahoma y,
sobre todo, como ya ocurriera en 1999, la localidad de Moore.
Hasta el momento, han muerto, al menos, 91 personas. De ellas, veinte son niños. Hay más de
un centenar de heridos y otros tantos desaparecidos. Casas, edificios enteros,
infraestructuras como postes, cabinas, señales, etcétera, han sido arrancadas
de cuajo por el tornado.
La
región se conoce como el
Callejón de los Tornados porque por esa zona de
Norteamérica pasan la mayoría de los que se producen en el mundo. Hasta ahora,
este año había sido bastante tranquilo. Pero, desde la semana pasada, una serie
de tornados han asolado la región. Siempre han existido tornados,
especialmente, en esa parte del planeta. Pero, ¿son ahora más dañinos debido al
cambio climático?
Los científicos necesitan tiempo
Por desgracia, los científicos no tienen una respuesta clara a esa pregunta.
Los tornados y su relación con el cambio climático aún no está suficientemente
estudiada. Ni se confirma ni se descarta. Hay que seguir estudiando ambos
fenómenos climáticos. Muchos científicos creen que se podrán dar respuestas más
claras cuando se obtengan mejores modelos climáticos. Piden paciencia, por
tanto.
Los científicos necesitan tiempo
A
diferencia del huracán Sandy, cuyo recorrido sí estuvo provocado por el calentamiento
global, no hay evidencias de que los tornados hayan incrementado su intensidad
por el cambio climático. Tampoco significa que no sea así. Pero, en cualquier
caso, muchos otros desastres sí son culpa del cambio climático, así
que no podemos bajar la guardia.
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